Este artículo aborda un aspecto crucial de nuestro hogar: el colchón. Aunque podamos intentar ahorrar dinero en otros muebles, nunca debemos escatimar en gastos cuando se trata de elegir el sistema de descanso adecuado. Pasamos aproximadamente un tercio de nuestra vida durmiendo, lo que equivale a una considerable cantidad de tiempo. Por lo tanto, es esencial dedicar tiempo y atención antes de tomar una decisión en este aspecto tan importante.
Aunque la longevidad de los colchones puede variar, generalmente se recomienda pensar en reemplazarlos después de unos 10 años. A menudo, notamos el deterioro cuando se vuelve evidente en la superficie, pero en muchos casos, el desgaste interno, menos visible, nos invitaría a cambiarlo antes de que sea tarde.
Es importante tener en cuenta que no existen colchones milagrosos, y debemos ser cautelosos con la publicidad engañosa que promete soluciones para problemas de salud. Un colchón de alta calidad puede mejorar la calidad de nuestro sueño, pero no puede curar problemas médicos graves como fibromialgia, reuma o desviación de columna. Si enfrentamos problemas de salud, debemos buscar atención médica profesional, ya que un colchón por sí solo no es una solución médica.
Te presentamos los distintos tipos principales de colchones, una variedad de opciones diseñadas para adaptarse a tus preferencias y necesidades individuales. Desde colchones de muelles tradicionales que ofrecen un buen soporte y durabilidad, hasta colchones de espuma viscoelástica que se ajustan a la forma de tu cuerpo para brindar un confort excepcional. También encontrarás colchones de látex, conocidos por su elasticidad y transpirabilidad, ideales para quienes buscan una superficie fresca y adaptable. Y no podemos olvidar los colchones híbridos, que combinan diferentes materiales para proporcionar un equilibrio perfecto entre suavidad y firmeza. Cada tipo de colchón tiene sus propias características y beneficios, así que descubrir cuál se adapta mejor a tus necesidades es esencial para disfrutar de un descanso reparador y revitalizante.
Elegir un buen colchón es una decisión importante
La superficie donde descansamos debe cumplir con algunos criterios importantes, como la firmeza, que puede variar según nuestras preferencias. Es esencial que el colchón sea uniforme, sin deformidades, y que se adapte perfectamente a la forma de nuestro cuerpo. Además, si el colchón cuenta con características antialergénicas, antibacterianas, transpirables y atérmicas, sin duda estaremos frente a un producto de alta calidad.
Ahora bien, en el mercado podemos encontrar una amplia variedad de colchones, cada uno con sus particularidades y ventajas. Entre ellos, destacan los colchones de muelles, los cuales ofrecen diferentes grados de firmeza y durabilidad. También encontramos los colchones de espuma viscoelástica, conocidos por su capacidad de adaptarse a nuestra anatomía para brindar una experiencia de descanso excepcional. Los colchones de látex son reconocidos por su elasticidad y transpirabilidad, características ideales para quienes buscan una superficie fresca y adaptable. Asimismo, existen colchones híbridos que combinan varios materiales para proporcionar un equilibrio óptimo entre suavidad y firmeza. Cada tipo de colchón tiene sus beneficios únicos, y conocer sus diferencias nos ayudará a tomar una decisión informada para conseguir el descanso reparador que buscamos.
Colchón de muelles
Es el más común de todos. Existen diferentes tipos de muelles en el mercado con gran diferencia de precios entre unos sistemas y otros: muelle continuo, muelle ensacado, muelle bicónico, etc. Cuanto mayor sea el número de muelles y su entrelazado y cuanto mayor sea la calidad del alambre, mejor confort y durabilidad nos dispensará.
Por lo tanto, es interesante antes de decidirnos a comprar un colchón de muelles, observar las características técnicas del sistema de muelles que lo compone.
Este tipo de colchones, salvo excepciones, no necesita mantenimiento ya que transpiran muy bien. Será recomendable darle la vuelta, tanto en horizontal como en vertical de vez en cuando, para equilibrar el desgaste de una zona en particular, y conseguiremos así alargar la vida útil del colchón.
Colchón de látex
En estos momentos su venta está en declive por la salida de nuevos sistemas sintéticos, pero tuvo un boom años atrás, impulsado por terribles campañas publicitarias que machacaban sobre "excelencia y bondad".
Este tipo de colchones consiste en un núcleo formado por una pastilla de látex dentro de una funda acolchada
Básicamente existen dos tipos: el látex natural (extraido del árbol de caucho) y el sintético (derivado del petróleo). Podremos encontrar de los dos tipos o mezcla de ambos, aunque el más caro de todos es sin duda, el 100% látex natural.
Son extremadamente flexibles (ideales para camas articuladas), pero muy poco transpirables. Por consiguiente, deberemos airearlo muy a menudo para que no se deteriore rápidamente. Es muy importante no colocar una base tapizada, o cualquier elemento que evite la respiración del colchón por la parte inferior. Como ventaja, la gran adaptabilidad al cuerpo gracias a su gran elasticidad.
Colchón viscoelástico
Normalmente está formado por dos o más capas. Una inferior y más grande que suele de ser HR (espuma) y otra más estrechita en la parte superior de material viscolástico.
El precio vendrá claramente determinado por como de alta sea la pastilla viscolástica así como su calidad.
Existen colchones en el mercado que son un núcleo de espuma, y que únicamente llevan viscolástica en el acolchado (0.5 cms y 2 cms) y los publicitan como viscolásticos. Lo cierto es que se deberían de llamar más bien colchones de espuma con acolchado viscólastico, ya que la parte viscolástica es puramente testimonial.
Se dice que el material viscolástico tiene memoria, es decir, que se adapta al contorno de nuestro cuerpo perfectamente y no genera puntos de presión, recuperando después de forma natural su posición original. Lo cierto, es que para muchas personas resulta algo incómodo este tipo de colchón ya que apenas pueden girarse en la cama al tener la sensación de estar hundido por su excelente adaptabilidad.
No necesitan mantenimiento y suelen trabajar por una única cara. Si lo giramos estaremos durmiendo en un colchón de espuma, pues normalmente sólo lleva una cara con material viscolástico.
Colchón mixto (muelles + espumación)
Tendremos un núcleo central formado por una estructura de muelles y diferentes capas de espumaciones por encima y por debajo: látex, viscolástica, HR, etc. Con esto conseguiremos sumarle a las características del colchón de muelles la adaptabilidad de una pastilla de látex, viscolástica, HR...Por lo tanto tendremos un colchón firme y acogedor a la vez.
El mantenimiento será el mismo que el comentado para el colchón de muelles.
Foto de bruce mars y Revisions en Unsplash